Mientras los alfajores, papas fritas y gaseosas son los productos que lideran las ventas en los kioscos de las escuelas, los legisladores se preguntan cómo modificar la dieta de los estudiantes.
En búsqueda de una respuesta, la Comisión de Acción Social y Salud Pública de Diputados firmó un dictamen para que se instalen kioscos saludables en las escuelas con el objetivo de fomentar la alimentación sana en los alumnos primarios y secundarios. Ahora deberá ser tratado por la Comisión de Educación.
El despacho unifica a cinco proyectos de ley y está encabezado por una iniciativa de la diputada del Frente Peronista Ivana Bianchi, que propone instalar dichos kioscos en colegios públicos o privados en todo el territorio nacional para “contribuir a la generación de conductas alimentarías aptas para el desarrollo integral de la salud y el bienestar, mediante el control y disminución de los factores de riesgo”.
Según dicta el proyecto de la diputada de San Luis, todos los establecimientos educativos deberán adaptar “su infraestructura, personal y todos los afiches publicitarios” a los fines de cumplir con la norma.
Para ello contarán con un plazo de 180 días, tras el cual deberán presentar al Ministerio de Salud de la Nación el informe relativo a la manera de satisfacer los requerimientos de la presente ley.
Como antecedentes, la legisladora recuerda que en Río Gallegos hay kioscos saludables que funcionan en 12 escuelas y en Salta se firmó un convenio entre la Municipalidad y el Centro Nacional de Investigaciones Nutricional para avanzar en la instalación de estos emprendimientos.
Otro de los textos tenidos en cuenta en el dictamen, del diputado Alberto Asseff, busca declarar de “interés nacional” la lucha contra la eliminación de la comida hiper-calórica, así como prohibir la venta de alimentos y/o bebidas hiper-calóricas en las escuelas.
Sin establecer obligaciones, los otros tres proyectos tenidos en cuenta en el despacho propician y promueven la inclusión de diversidad de alimentos acordes a los requerimientos nutricionales de los niño/as, de modo que los chicos puedan elegir qué consumir.
La difícil tarea de los legisladores busca que, a largo plazo, las frutas, cereales y yogures se conviertan en los alimentos más consumidos en el aula y los recreos. Algo que requiere de un cambio no sólo legislativo, sino también cultural.
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