Integrantes de oposición se unieron para quitarle al kirchnerismo el control de las comisiones, formando lo que se denominó el “Grupo A” (UCR + PRO + Coalición Cívica + PS + Proyecto Sur + Peronismo Federal). No obstante, La implosión por acusaciones varias, la inmediatez de la contienda electoral que los tendría como rivales y una sucesión de desinteligencias que parece no concluir, hace imposible imaginarlos juntos en 2011.

Aquella noche del 3 de diciembre, la UCR, el PRO, el Peronismo Federal, la Coalición Cívica y la mayoría de los bloques minoritarios se repartieron los cargos de las comisiones. Para identificarse, se autodenominaron como el “Grupo A” del recinto, donde agruparon a 144 diputados; y definieron a los demás como “el resto”, que luego debería distribuirse las sobras de cada comisión. De esta manera, la bancada oficialista obtuvo las presidencias de las comisiones centrales para la gestión de gobierno y la presidencia y la vicepresidencia segunda de la Cámara, cargos estos que mantendrá en el 2011.

El “Grupo A” se consolidó en el verano de 2010 cuando se opuso al uso de reservas para pagar deudas. Y en el recinto, logró aprobar varios proyectos anti- K, pero casi ninguno se convirtió en ley. La única excepción fue el 82% móvil, que finalmente fue vetado por la Presidenta.

En la lista de triunfos se encuentran proyectos como la reforma de la conformación del Consejo de la Magistratura, la modificación del régimen de Decretos de Necesidad y Urgencia y la eliminación de los superpoderes (iniciativas que luego no pudieron superar el escollo del Senado).

Respecto de la centroizquierda, el interbloque formado por 6 diputados de Proyecto Sur, 2 de Libres del Sur, 2 de Solidaridad e Igualdad y Miguel Bonasso, de Diálogo Por Buenos Aires, dio vida al “Grupo A” a cambio de más lugares en comisiones de los que le correspondía en proporción, pero una vez iniciado el período de sesiones ordinarias diezmaron su apoyo, poniendo condiciones en cada votación.

Tras un semestre de relativa tranquilidad, la última parte del año encontró un “Grupo A” en desarmonía y sin estrategia parlamentaria propia, sobre todo ante los permanentes problemas para reunir quórum. De hecho, la actividad legislativa en la Cámara de Diputados durante 2010 renovó el debate sobre la herramienta estratégica de negarse a sesionar por parte de un sector por una decisión política. En otras palabras, la decisión de la bancada oficialista de no dar quórum a ninguna sesión impulsada por los sectores contrarios al Gobierno despertó la bronca de más de un legislador opositor que, en realidad, revelaba su impotencia por no poder superar la primera barrera de defensa que propuso durante todo el año el Frente para la Victoria.

La muerte del ex presidente Néstor Kirchner aceleró las rupturas: fuerzas con diferentes ideologías y objetivos habían perdido el enemigo que los unía.

Así las cosas, el debate por el Presupuesto 2011 resumió las tensiones internas que ya había entre los bandos.  En este marco, Elisa Carrió (CC-CABA) denunció un supuesto nuevo “Pacto de Olivos” entre radicales y peronistas, que le permitió “escaparse” del “Grupo A”.  Después de este enfrentamiento, difícilmente Carrió pueda reunirse con el radicalismo de cara a las elecciones 2011.

Para los socialistas, por ejemplo, el Grupo A se extralimitó: “Parte de la oposición tiene responsabilidad por hacer una oposición por la oposición misma. Eso quedó demostrado en el presupuesto: hubo sectores que intentaron tender un manto de sospecha generalizada en todo el Congreso para sacar rédito político”. Como otros, Lisandro Viale (PS-Entre Ríos), el nuevo jefe de bloque del PS en Diputados, reconoce que quedaron molestos con la treta de Elisa Carrió: “Somos aves de paso y tenemos la responsabilidad de cuidar el prestigio del Congreso. Si hay actos de corrupción, hay que denunciarlo en la justicia o donde corresponde”.

El polémico debate por el Presupuesto 2011 también dejó entrever fracturas importantes del bloque que conduce Federico Pinedo (PRO-CABA) y dejó al descubierto las desinteligencias  y diferencias internas. Es que para no votar en contra de su propio bloque, 4 diputados macristas faltaron a la sesión y quedaron en el centro de la polémica.

A la hora de asignar responsabilidades, cada sector acusa a otro. Que la oposición es la máquina de impedir, que el oficialismo la de frenar, que la centro izquierda es la de acordar.

Amparados en la teoría de los “palos en la rueda”, el arco oficialista insiste con que todo es culpa de la oposición, que intentó imponer su agenda sin acordar. El radicalismo encuentra premio consuelo en que se logró poner un freno al “avance autoritario del kirchnerismo”, al igual que la Coalición. Y en el GEN equilibran: el oficialismo nunca se asumió como minoría y la oposición no mostró su real cara: no son un todo homogéneo.

La “torpeza” del arco anti K para saltear las trampas tendidas por el oficialismo, principalmente el regateo del quórum, demoró el avance de sus proyectos. Y las disputas internas con las que ese espacio cerró el año, anticipando los posicionamientos en la carrera electoral, no le depara mejores pronósticos para 2011.