El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, encabezó la primera sesión del año en la Cámara de Diputados, donde expuso sobre el rumbo de la gestión y respondió preguntas de los legisladores durante ocho horas. Durante su discurso, se refirió largo y tendido al sector agroindustrial y aclaró que no existe por parte del Estado ninguna modificación desde el punto de vista de la política de retenciones.

Durante su exposición en la Cámara de Diputados, el jefe de Gabinete fue consultado por el diputado macrista Carlos Mac Allister (La Pampa) respecto del cultivo de girasol: “En 1997, la provincia de La Pampa cultivaba 600 mil hectáreas de girasol. Hoy se cultivan 240 mil hectáreas, es decir, un 60 por ciento menos. Este gobierno, que dice ser federal y que trata de proteger a las economías regionales, nos ha perjudicado muchísimo mediante la aplicación de las retenciones del 32 por ciento”, preguntó.

Fue en ese contexto que el jefe de gabinete aseguró que no necesariamente puede asociarse el tema de la ampliación o reducción de superficie sembrada de girasol al de las retenciones. “Concretamente, no existe por parte del Estado ninguna modificación desde el punto de vista de la política de retenciones. Entendemos que esta cuestión será trasladada al ministro de Agricultura para que haga su evaluación respecto a este tema pero, por supuesto, gran parte de la superficie sembrada de girasol depende mucho del clima y también del precio y de su impacto desde el punto de vista de la rentabilidad del productor”, sostuvo.

Por su parte, el diputado nacional Carlos Brown (Buenos Aires), presidente del Bloque Fe, manifestó que “su bloque representa centralmente el pensamiento de los trabajadores y productores agropecuarios del país, deseosos de lograr una política de producción y trabajo digno en todo su territorio, particularmente en sus economías regionales, con un concepto profundo de integración nacional”. Por tal motivo, interrogó al funcionario sobre la siguiente contradicción: “el Gobierno recibe los resultados positivos del trabajo y la producción de este sector y, al mismo tiempo, lo ataca o no lo tiene en consideración, ¿cuál es la razón de este enfrentamiento con los sectores productivos del campo, la agroindustria y sus trabajadores?”

Asimismo, señaló que “el complejo agroindustrial representa el 18% del PBN, el 53% del total de las exportaciones y emplea al 36% de los trabajadores argentinos. Y, según un informe de la Fundación Agropecuaria del Desarrollo Argentino (FADA), el 75% de su renta queda en manos del Estado (nacional, provincial y municipal)”.

El ex gobernador de Chaco fue terminante en su respuesta: “No hay ningún enfrentamiento con el campo ni con la industria ni con los trabajadores por una razón muy sencilla: los trabajadores aumentaron en 6 millones sus puestos de trabajo, la industria pasó de 865 mil trabajadores a 2,5 millones y el sector agropecuario multiplicó sustancialmente el valor de sus campos, el valor de su producción, registrando un mejoramiento del valor agregado y la generación de exportaciones”, y agregó: “Por lo tanto, un gobierno que está supuestamente enfrentado con el sector no podría lograr tamaño nivel de resultados”.

Por su parte, brindó una importante cantidad de información suministrada por el Ministerio de Agricultura, según la cual ha habido 54 mil millones de pesos de transferencias destinados a obras de infraestructura para el desarrollo, la emergencia agropecuaria, apoyos a pequeños y medianos productores y la agricultura familiar.

“El sector agroalimentario argentino produce hoy alimentos para 400 millones de personas. En el período 2003-2013 las exportaciones aumentaron de 16.475 millones de dólares a 49.361 millones, destacándose las correspondientes al rubro de manufacturas de origen agropecuario, que se triplicaron al pasar de 10.004 a 30.059 millones de dólares. La producción de granos alcanzó un récord de 105,4 millones de toneladas, partiendo de 69 millones de toneladas en 2003. Se podrá coincidir o no respecto a cualquier tipo de indicador, pero estos son datos objetivos: 51 millones de toneladas de cereales, que incluyen trigo, maíz y cebada; 53 millones de oleaginosas, soja, girasol, y 1,4 millones de otros cultivos, como algodón, maní, poroto. El área sembrada creció de 29 millones de hectáreas en la campaña 2003-2004 a 37 millones de hectáreas en 2012-2013”, especificó el funcionario.

En tanto, Capitanich consideró necesario plantear que el debate estructural en la República Argentina tiene que ver con la tasa marginal de sustitución por unidad de superficie y la tasa de rentabilidad existente. “Uno observa que teníamos, obviamente, desde 7,4 o 6,8 millones de hectáreas a 3,4 millones en la superficie de trigo, que se ve afectada por la rentabilidad de otros cultivos. El trigo tiene un valor importante desde el punto de vista de la rotación de cultivos y el impacto sobre la calidad y la sustentabilidad del suelo, pero también vemos que existe un escenario desde el punto de vista del precio que genera las condiciones para incrementar la superficie sembrada”.

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