El año había comenzado con muchas preguntas en el ámbito legislativo. ¿Cómo será la relación entre Macri y un Congreso sin mayoría oficialista? ¿Podrá el Gobierno aprobar sus leyes? ¿Qué actitud tomarán los diferentes bloques de la oposición? El balance legislativo del 2016 indica, hasta el momento, que el oficialismo en el Congreso ha tenido éxito en aprobar las leyes que el Gobierno le ha requerido, aunque cada una de esas leyes supuso un arduo trabajo de negociación. Y por cierto, el Gobierno no terminó el período ordinario de sesiones, sin haber recibido más de un revés parlamentario. 

En lo que va de 2016, el Congreso sesionó casi el doble de veces que en 2015 (39 sesiones este año contra 21 del año pasado). El dato no resulta novedoso: en años no electorales, el Congreso sesiona más veces que en años electorales. Sin embargo, el dato cobra otro sentido si se agrega que este año, a pesar de haber sesionado más, el Congreso sancionó menos leyes (125 leyes en 2015, 96 en lo que va de 2016).

Más sesiones, menos leyes. El cuadro se completa sólo si se tiene en cuenta la composición política del Congreso: en ninguna de las dos Cámaras, el oficialismo tiene mayoría propia. De esta manera, durante 2016 imperó en el Congreso una sola lógica, la de la negociación.

En ese sentido, hay que decir que el oficialismo tuvo éxito en sancionar las leyes que el Gobierno le pidió al Congreso. Pero ese éxito estuvo atado a minuciosas negociaciones entre el oficialismo y diferentes bloques de la oposición.

En Diputados, Massot (PRO), Negri (UCR) y demás referentes del oficialismo han mantenido incontables reuniones con diputados de bloques de la oposición para lograr acuerdo y sancionar las leyes pedidas por el Gobierno. En ese sentido, los principales interlocutores de CAMBIEMOS fueron Sergio Massa y Diego Bossio, referentes del Frente Renovador y del Bloque Justicialista, que ostentan 37 y 17 escaños respectivamente. Con esos votos, sumados a los 87 propios, CAMBIEMOS pudo dar sanción a sus proyectos. Por supuesto, con múltiples modificaciones pedidas por sus interlocutores.

En el Senado, la cosa está más clara. El bloque del PJ-FPV contiene 39 senadores, 2 más de los 37 necesarios para tener quórum propio. Allí, las negociaciones del Gobierno tuvieron un claro interlocutor, el jefe del bloque Miguel Ángel Pichetto, quien mantiene un delicado equilibrio entre un grupo mayoritario de senadores cercanos al PJ tradicional y a los Gobernadores provinciales, y un grupo minoritario de senadores referenciados en Cristina Fernández de Kirchner. Lo cierto es que en el Senado, entre Pichetto y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, han logrado encontrar los caminos para que los proyectos puedan ser sancionados.

En esta lógica de negociación se movió el Congreso durante 2016. Y fue en esa lógica que el Congreso sancionó diversas leyes requeridas por el Poder Ejecutivo: pago a los holdouts, blanqueo de capitales, devolución del IVA, fomento a las PYMES, el régimen de participación Público-Privada, la ley de Información Pública, la limitación de los superpoderes y el recientemente sancionado Presupuesto 2017, entre otras.

Si bien el Gobierno ha tenido éxito en marcar la agenda del Poder Legislativo, lo cierto es que, en comparación con el año anterior, el Poder Ejecutivo ha disminuido su participación en la sanción de leyes. Así, mientras que en 2015 el 43 por ciento de las leyes aprobadas por el Congreso habían sido redactadas por el Poder Ejecutivo, en 2016 ese porcentaje se redujo a 37. Otro dato: el año pasado, del total de leyes sancionadas por el Congreso que tuvieron origen en el Poder Legislativo, el 82 por ciento fueron presentadas por legisladores del oficialismo. Este año, el porcentaje es exactamente inverso: el 82 por ciento de las leyes sancionadas fueron presentadas por legisladores de la oposición.

Dentro de este juego de toma y daca legislativa, el oficialismo no salió indemne. El primer traspié del año lo tuvo en el verano, cuando por el voto negativo de un diputado massista, la Comisión Bicameral que refrenda los DNU, rechazó el decreto emitido por Macri para modificar el impuesto a las ganancias. Otro tanto sucedió con la Ley Antidespidos: desde el FPV y el Frente Renovador logaron dar sanción al proyecto que prohibía los despidos de trabajadores, que terminó siendo vetado por Macri. Del mismo modo, la Ley de Emergencia Social, a la que Macri se oponía, obtuvo media sanción en el Senado, con lo que el Gobierno se tuvo que sentar a negociar e incorporar el proyecto al temario de extraordinarias. Los reveses legislativos no provinieron solo desde la oposición: la aliada Elisa Carrió hizo caer el dictamen para modificar el Ministerio Público Fiscal, impulsado por el Gobierno.

Para finalizar, hay que decir que el año le quedó corto al Gobierno en materia legislativa. El oficialismo no pudo sancionar todas las leyes que el Gobierno le requiere antes de fin de año. Por tal motivo, el Poder Ejecutivo convocó a sesiones extraordinarias entre el 1º y el 30 de diciembre. En el temario de las extraordinarias hay varios temas pero, entre ellos, el más requerido por Macri es la controvertida Reforma Política, que tiene una fuerte resistencia peronista en el Senado.

Ya sea por vocación republicana o por necesidad numérica, este año el Congreso estuvo marcado por la negociación. Todo indica que, en diciembre, las sesiones extraordinarias tendrán esa misma tónica negociadora.

 

Balance Legislativo