El Congreso de la Nación Argentina, conforme a las normas que reglamentan su ejercicio, es el órgano que por excelencia debería garantizar la libertad de expresión de todos los sectores en pos de defender los intereses del pueblo. La imagen de un Congreso y sus alrededores vallado, rodeado de policías y gendarmes, una sociedad conmocionada, y un cuerpo de legisladores con acceso limitado al recinto, no se parece en nada a la democracia que queremos.

Tratar reformas estructurales y de tal magnitud durante el período de sesiones extraordinarias, habiendo reducido los tiempos de su debate, y sin garantizar que las voces de todos los sean escuchadas y respetadas, sólo nos deja resultados como el que vivimos estos días en la Honorable Cámara de Diputados de La Nación. Este panorama resulta incompatible con el sistema de derechos y olvida el significado más profundo de nuestro sistema de gobierno, hacer de las discusiones públicas políticas de calidad para garantizar el bienestar de la ciudadanía.

Las iniciativas en debate, entre las que se encuentra la Reforma Previsional, fueron habilitadas para su discusión en el Cámara de Diputados este lunes. Al día siguiente se realizó un plenario de las dos comisiones con competencia (Previsión y Presupuesto). Esa reunión se desarrolló con un nivel de intensidad y agresividad fuerte entre legisladores de las diferentes bancadas. Además del clima enardecido, el dictamen fue firmado antes que de que terminase el plenario, en contra de lo que dicta el Reglamento de la Cámara. Esa situación se tradujo en que el tramo final del encuentro fuese una actuación de debate legislativo. A los dos días de firmado el dictamen, el texto llegó al recinto dejando a los legisladores sin tiempo para estudiar el texto de la reforma.

Además de no contar con el tiempo necesario para la discusión legislativa, el proceso se dio sin la participación de las comunidades afectadas, OSC, académicos y/o asociaciones gremiales. La consecuencia de este tipo de actos, da como resultado el lamentable descontento social que terminó con repudiables hechos de represión y violencia durante la jornada del miércoles.

Desde Directorio Legislativo, insistimos en la necesidad de respetar los procesos institucionales para abordar discusiones que nos afectan a todos. Debemos ser conscientes que las formas en las que se abordan estas reformas perjudican la solidez de nuestras instituciones y a los ciudadanos. Tomémonos en serio la democracia, y recordemos que los representantes que se sientan en el Congreso Nacional, asumieron un compromiso frente al pueblo de la Nación. Hoy más que nunca, el Congreso debe demostrar adhesión a los principios democráticos que están en su esencia.