El debate parlamentario es un debate de todos: reúne las voces de diversos espacios políticos, involucra a la ciudadanía -organizada y no organizada- en el trabajo del Congreso y conecta las leyes con los temas que preocupan a la sociedad y, en muchos casos, con aquellos prioritarios para el país.

El 6 de marzo la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito presentó por séptima vez consecutiva su proyecto de ley para legislar la interrupción voluntaria del embarazo, firmado esta vez por 71 legisladores.

Cada año se presentan miles de proyectos de ley (6000 en promedio), muchos de ellos se debaten en las 85 comisiones (permanentes, contando ambas cámaras), se modifican, se dictaminan, se aprueban. Cada año cientos de personas -académicos e investigadores, ciudadanos, funcionarios, damnificados, especialistas, etc- exponen sobre diversos temas con opiniones a favor y en contra. Cientos de miles de personas comentan por fuera del marco institucional sobre las exposiciones, consultando sobre las posiciones de cada uno de los legisladores, conversando sobre lo sucedido en comisiones, reuniones, asesores y despachos.

Es innegable que nos encontramos en un momento histórico. Pocas veces surgen temas que movilizan de esta manera a la ciudadanía y de una forma tan diversa. El debate por el aborto se erige de forma transversal a partidos y bloques, divide y une actores de una forma que en otros temas resulta impensable.

Son muchas las razones por las que entendemos que es necesario legislar involucrando a diversos sectores sociales en el debate. Le otorga al Congreso una mayor legitimidad, representatividad, pluralidad, inclusión y evidencia científica para hacer mejores leyes.

El 13 de junio es un día que pasará a la historia porque finalmente, tras la lucha de cientos de organizaciones, ciudadanos/as, colectivos, y los propios legisladores, el proyecto para despenalizar el aborto llega al recinto. Los números muestran lo contrapuestas que están las posiciones, y a un día de la votación, aún no hay certezas sobre el resultado de la misma.

Dos visiones del mismo tema

El proyecto que será puesto en consideración el 13 de junio, llega al recinto con dos dictámenes. Uno de mayoría avalando la legalización (firmado por 64 diputados) y otro de minoría aconsejando el rechazo del proyecto (acompañado 57 diputados).

El articulado en favor de la propuesta hace hincapié en los siguientes puntos:

  • Garantiza el derecho a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo a partir del requerimiento de la mujer
  • El aborto podrá practicarse hasta la semana catorce de gestación. Después solo se podrá realizar la interrupción si el embarazo fuera producto de una violación, corriera riesgo la salud de la mujer o se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.
  • La interrupción deberá ser practicada en un plazo máximo de 5 días corridos a partir  del requerimiento.
  • Las autoridades de cada establecimiento de salud deben garantizar la realización de la interrupción voluntaria del embarazo. El/la profesional que practique el aborto puede eximirse de esta obligación solo si hubiera manifestado su objeción previamente.
  • Las obras sociales, entidades y agentes de salud deberán dar cobertura integral de la interrupción voluntaria. Estas prestaciones quedarán incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO).
  • Incorpora un plan de educación sexual integral.

En tanto que el otro dictamen solo propone rechazar el proyecto para establecer la legalización del aborto.

Final abierto

Desde Directorio Legislativo celebramos cada vez que sucede un debate amplio, plural y participativo en el seno de nuestro cuerpo legislativo. Ya sea en aquellas leyes masivas, como la reforma del Código Civil y Comercial, el Matrimonio Igualitario y la Ley de Medios; u otras no tan mediáticas pero muy plurales, como la reforma de la ley de trata de personas, de energías renovables o temas de alimentación saludable.

El permitir que diversas personas y colectivos se expresen y brinden argumentos técnicos y jurídicos para justificar cierto texto legislativo -sea a favor o en contra del mismo- es un ejercicio democrático que debe ser más frecuente en nuestro Congreso y que nunca debe agotarse. Cualquiera sea el resultado de la votación mañana, el proceso que atravesó la Cámara los últimos cuatro meses es remarcable. Disentir, acordar, aprender y escuchar son acciones centrales para una democracia y que fortalecen nuestras instituciones, y como tales deben ser incentivadas y celebradas.

Luego de varios esfuerzos y del trabajo de muchos activistas, académicos, organizaciones sociales y legisladores, el proyecto llegará al recinto de la Cámara de Diputados este miércoles 13 de junio. Una vez más el Congreso se convierte en un correlato de lo que sucede en las calles.